Preciosa rosa
te veo triste y llorosa,
triste y mal herida,
sangrante,
este viento de levante te
hirió, moviendo
tus propias espinas punzantes
que se clavaron en tu piel;
pero tú valiente, y primorosa
flor
niegas tu dolor y sigues
tan campante como ayer,
mostrando con placer tu
candor
más allá de la fractura de tu
piel.
Mañana abrirás tu capullo
para mostrarme orgullosa
reina
que tus pétalos son tu vida,
y tu perfume flor querida
el embrujo con que sueño.
Te miraré y tomaré como
ejemplo
de valor;
callaste sufriendo dolor
inmenso,
para regalarme, de tus
pétalos el color,
y con tu perfume un
embriagador silencio,
como ejemplo de valor.
Jecego. jueves, 19 de abril
de 2018.
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