El hombre se mira al espejo.

El hombre se mira al espejo
y se ve como una puerta vieja;
sus arrugas son como de aquella
las grietas entre sus maderas;
se mira, se asombra, y endereza
la curva de su espalda que se queja;

se mira una y otra vez y no comprende
porque su piel imita a la madera;
¿será que en el fondo somos los dos
hijos de misma tierra,
y por ello mi piel se comporta
como las grietas de la madera,
formando arrugas en mi figura
como la madera de la puerta?.

Las preguntas se hicieron largas
pero la respuesta cortas;
el tiempo lleva las cuentas
y el sabio no perdona.

Jecego.

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